martes, 27 de diciembre de 2011

Bicho: reseña en Ramonaweb


La segunda edición de BICHO en La Casona de los Olivera ofrece, con variedad de técnicas y materiales, un amplio repertorio de retratos de un árbol genealógico de una extraña especie entre humana y animal. Como en toda gran familia a pesar del parentesco, conviven tipos bien diferentes entre sí. En ésta en particular, los seres oscuros y tenebrosos están junto a otros más amables, mostrados con ironía y humor.
Las características de los retratados, parecen responder a los significados de la palabra bicho. Si hacemos el ejercicio de clasificarlos según el diccionario de María Moliner, hallamos que: con respecto al bicho asociado a la fealdad, rareza o ridiculez, encontramos mujeres feas en el retrato fotográfico de Rosa Marta Brosio, en el collage digital de Diego Rotmistrovsky y en la sugestiva caricatura de Lucía Mancilla Prieto. Son mujeres bicho en clara oposición al modelo de belleza actual. También hay retratos de hombres pero en éstos, la deformación es mayor, convirtiéndolos en seres sórdidos, tal vez producto de un estado de perturbación existencial, es el caso de los retratos de Ariel Caballín, Vanina Prajs y Ariel Marzelli.Entre los bichos oscuros, objeto de distorsiones, desproporciones y mixturas, también están presentes los arquetipos del horror, son el hombre de la bolsa de Pedro Giunta, el hombre sin rostro de María Ferrari Hardoy, la ambigua foto antropomórfica de Nicolás Alejo Valle y el monstruo de Sebastián D’ Amore y María del Mar Mayo.La esperable referencia al insecto, aparece en la obra de Luciana Ortega donde repugnantes cucarachas pueblan un rostro femenino ¿asociación de género tal vez? También en este grupo podríamos ubicar al collage del sapo abierto de Verónica Ramos Di Tomasso en alusión a las operaciones de disección propias de la niñez.Otro conjunto, lo integran los bichos que responden al imaginario mediático infantil, son “Mi Amigo” de Leo Rey, el “Bicho Colorado” de Natalia Colombo, el pequeño bicho de Julia Isnardi, el fantástico “Bicho Rojo Digital” de Pablo Martín, el tierno oso de Martín Lehmann retratado como pequeño animal doméstico, el bicho metamorfoseado de Victoria Chacón o el caso del goloso “Gomitas”, un dulce monstruo realizado por Mirian Hecht con caramelos masticables al estilo del colectivo Mondongo.También con una estética ligada al juego está la pequeña obra cerámica de Verónica Pomeraniec que cobra movimiento en el exquisito video que acompaña la muestra, los collage de Gabriela Mittulo y el frágil hombrecito de “Sólo algunos huecos duelen” de Florencia Fernández Frank.El diálogo entre la exhibición y el espacio es por demás interesante, el antiguo hall de la Casona de los Olivera, convierte a Bicho en una extraña película de clase B, mezcla de cine de terror, de ciencia ficción y fantástico. Resulta un ámbito escenográfico ideal para esta muestra ya que la pérdida de la solemnidad y el brillo del pasado del edificio, acentuado en los últimos tiempos por su precario estado de conservación, hace que las obras se vuelvan todavía más sugerentes que si estuviesen expuestas en una impecable cámara neutra de un museo o galería de arte.La exhibición reactualiza el pasado como mansión familiar del siglo XIX pero lo hace según la estética de estas películas de bajo presupuesto, con actores desconocidos y escenografía de dudosa calidad. Desde esta mirada, las paredes del antiguo hall, aparecen decoradas por una galería de falsos antepasados, la decadencia de esta extraña fauna, señala tal vez, que ayer como hoy en toda gran familia, las ansias de “nobles y serias” apariencias, se revelan tarde o temprano, como fallidos artificios.Precisamente una estética del artificio es la que Laura Romano ha elegido para BICHO, esto es especialmente claro en los simulacros de Mariano Combi y Verónica Longoni. En las fotos del primero pertenecientes a la serie El Prójimo, las muñecas barbies han sufrido “manipulaciones” que las alejan del estereotipo femenino, transformándolas en siniestros y ridículos personajes. Longoni a su vez, presenta dos trabajos de esculturas blandas realizadas en tela ligadas a una particular mirada sobre la biología. “Yuyo”, simula una gran forma vegetal habitada por microorganismos que se ha apropiado del descanso de la escalera, mientras que en “Vademecun”, los pequeños personajes y libros de artista, hacen referencia a una visión personal de la anatomía humana.Artificio, falsa apariencia, ironía, humor y estética de lo feo, son las claves de esta nueva edición de BICHO, Galería de Retratos.

Txt.: Ana Luz Chieffo

La muestra se puede visitar en La Casona de los Olivera hasta el 19 de febrero.


1 comentario:

  1. Hola Lucia! me pase a visitarte nomas. Te vi en el sitio de Ilustradores ARgentinos. Me parece Hermosamente genial tu trazo, tu manera de pintar, estilo... al ONDA que se ve en lo que haces. De verdad me quede con la boca abierta. Te dejo un abrazo grande, y te sigo por tu blog, Fantsatico todo lo que se ve! segui nomas, que voy a volver a visitarte asi espio tus obritas :D

    Te dejo mi blog de tiras y demases por si queres pasarte a visitar:
    http://gorgojeo.blogspot.com/

    Beso!

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